Cuando pienso que esta pequeña novela de Delibes es de finales de los años 70 me recorre un escalofrío por la espalda. Han pasado más de cuarenta años y el conflicto que describe sigue ahí, inmutable, como si el tiempo no fuera con él.
¿De qué conflicto estoy hablando? Permitidme antes que os presente el argumento: un grupo de políticos progresistas en campaña llega a un pueblo en el que solo viven 2 personas (y no se hablan entre ellas) y conversan con el Sr. Cayo, uno de ellos. En realidad, esta conversación entre dos mundos implica poner sobre la mesa varios conflictos, todos ellos bien actuales.
El que más me ha impactado a mí es el que se produce entre la clase política (progresista además) y la gente a la que se supone que dicha clase representa. A ojos de Delibes (y a los míos), la lógica que mueve a aquellos no tiene nada que ver con la vida de los ciudadanos. Su propia dinámica interna, jerárquica y algo rancia (más preocupados por lo que dirá el que organiza la campaña que por los objetivos de la misma), su relación con los otros partidos (considerados como meras caricaturas más que como compañeros con los que llegar a acuerdos) y su relación con los pueblos que visitan (reducidos prácticamente a elementos que hay que visitar para ir tachando de la lista) me recuerdan al «no nos representan» del 15M. Tanto tiempo de democracia y la sensación de distancia, de otredad de los políticos es prácticamente la misma.
Otros conflictos que continúan en la actualidad es la dicotomía pueblo/ciudad, con el problema de fondo, tan actual, de la despoblación; o el conflicto generacional, donde las personas mayores han dejado de ser modelos para los jóvenes y se ven como reductos del pasado, desfasados, prescindibles. Y una no puede evitar pensar en las residencias y las decisiones que se tomaron en la primera ola de Covid-19 en España.
Una pequeña novela, la que os traigo hoy, que a pesar de tener más de 40 años incide en problemas que no hemos superado como sociedad. Ese, creo, es uno de los encantos de Delibes. Que a través del tiempo nos habla de nosotros mismos.