Hay eventos deportivos que trascienden los limites del deporte y se convierten en fenómenos sociales, como los Juegos Olímpicos, por ejemplo.
En el caso de hoy vamos a acercarnos a una vuelta ciclista donde nuestro país siempre ha tenido un protagonismo principal. Me refiero al Tour de Francia. Ese espectaculo asociado por la mayoría a las siestas de los veranos.
Los ciclistas españoles han protagonizado grandes gestas a lo largo de los más de cien años que tiene el Tour. Incluso los profanos en el ciclismo saben quiénes son Indurain, Bahamontes, Contador, etc.. Y esa épica ha dado lugar a un sinfín de artículos, revistas y libros, como el que nos ocupa.
Vamos a acompañar a un ciclista que casi está pensando en la retirada y quiere hacer algo grande en la etapa más mítica de la carrera, la etapa que acaba en la cumbre de Alpe d’Huez. Nunca ha sido un ciclista de primer nivel pero quiere acabar su carrera a lo grande, con un triunfo que hará que su nombre quede en las crónicas de la carrera.
Compartiremos su determinacion , su sufrimiento, su historia a lo largo de los kilómetros. Seremos testigos de excepción de los entresijos que se mueven durante el trascurso de la etapa, los pactos entre equipos, la especialización de cada corredor, sus funciones. Pero sobre todo, podremos conocer las curvas, las rampas, los puertos de montaña que dibujan quién triunfa o cae derrotado en uno de los deportes más duros que existen. Y en el final, el puerto más duro del ciclismo mundial. No por su longitud ni por su pendiente, su dureza se la ha ganado en décadas de estar presente en las páginas de oro de la carrera decidiendo quién era merecedor de coronarlo y quién debía poner pie a tierra y volver al año siguiente a intentarlo.
Un libro que nos habla de la superación, de la lucha que aún es posible entre el hombre y la naturaleza. Escrito con un estilo periodístico ágil, es en los momentos donde el ciclista nos habla de sus sensaciones donde reside la fuerza de su historia. Al final y sin darnos cuenta seremos nosotros los que alentamos su locura y celebramos cada kilómetro conquistado.
Una recomendación para después de esas merecidas siestas del mes de Julio.