Publicado en Libros, Novela

El Principito (Antoine de Saint Exupéry)

Hay momentos en los que escribir puede ser lo más sencillo del mundo o, por el contrario, una tarea que requiere toda la capacidad de concentración. Hoy tengo una sensación muy rara. Porque hablar de «El Principio» debería ser fácil y fluido y sin embargo, llegado el momento, no encuentro las palabras que hagan justicia a la belleza y la emoción que encontramos dentro de la narración.

La obra cumbre del Saint-Ecupéry es un relato corto pero lleno de emociones. La historia inmortal del niño y el aviador no es un cuento de niños. O por lo menos no es solamente eso. Es un relato sobre la vida, sobre la amistad, la ética, la vanidad y la incomunicación entre las personas. A través de los ojos del niño vamos descubriendo como hemos perdido la inocencia de la infancia y lo difícil que es para un niño comprender la vida de los adultos.

A través de sus diálogos, el libro nos regala frases que han quedado fijadas en la cultura popular y son perfectamente reconocibles de forma aislada.

De igual manera, las ilustraciones, originales del autor, también han quedado impresas en nuestra retina. Cómo no recordar a la boa que se tragó a un elefante, la rosa encerrada en la vitrina y por supuesto, los rizos dorados del protagonista. Todo el conjunto forma una obra universal que desde su publicación se ha convertido en una de las más traducidas y vendidas de la historia.

Escrito en un momento muy particular de su apasionante vida, su repentina muerte nos privó de conocer todo su intención y simbología. Parece muy obvio que el principito es su imagen de niño y muchos pasajes del libro parecen extraidos de sus numerosos viajes y aventuras como aviador.

Un año después de su publicación, Antonio de Saint- Exupéry se perdió en el desierto, tal y como lo sucede al aviador de su libro. Es inevitable sentir un escalofrío ante tan desoladora coincidencia.

Una obra mágica escrita por alguien que tuvo una vida mágica.