Publicado en Libros, Novela

El viejo y el mar (Ernest Hemingway)

Subir a una pequeña barca para enfrentarte al miedo de haber perdido el dominio de tu oficio, el control de tu vida. Una lucha que puede ser la última si los elementos están en tu contra. Aunque piensas que todo da igual si tus vecinos piensan que has perdido aquello que te caracterizaba.

Y sucede lo que buscas, lo que más ansias. Esa pieza codiciada que retornará tus días de gloria ante aquellos que ahora te esquivan. Una captura con la que entablar una lucha de igual a igual, voluntades encontradas que durante días exprimirá todas tus fuerzas y hará que tu mente llegue a sus límites.

Hemingway, un año antes de conseguir el premio Nobel, publicó este pequeño relato que supuso el cenit de su narrativa. En sus poco más de ochenta páginas, encontramos el estilo más cuidado y conciso del autor norteamericano. Una aventura, pequeña en extensión, grande en significado sobre un viejo pescador que lucha por demostrar que su tiempo no ha pasado y su suerte sigue intacta.

El autor acuñó la teoría del iceberg y en «El viejo y el mar» muestra como aquello que no muestra explícitamente es lo importante de la historia. No hay alusiones directas a la lucha contra la soledad o lo inevitable de la muerte. Pero todo subyace bajo sus líneas y va conformando una historia paralela a la lucha física contra el pez.

Un libro que conmueve y emociona por la grandeza que muestra ante la inminente derrota, fácil de leer en apariencia pero más profundo de lo que podría suponerse en un primer vistazo.

Una aventura que nos reconcilia con la individualidad en unos tiempos donde el grupo ha devorado la voluntad, donde si alguien destaca se piensa que ha sido a costa de pisotear otras voluntades.

Un canto a la belleza de la vida.