En estos días ha salido a la luz la inclusión de Dave Grolh en el salón de la fama del rock, ¡por segunda vez!.
El vocalista y líder de Foo Fighters ya lo está en premio a su época como batería de Nirvana.
Con el fundador de Foo Fighters sucede un hecho muy poco usual en el mundo de la música: después de alcanzar la gloria con Nirvana, cualquiera hubiera vivido de las rentas y habría prolongado hasta la saciedad el sonido grunge.
Pero está claro que Grolh no es un músico usual. Lo suyo es arriesgar, sorprender y ofrecer auténticos himnos generacionales. «Best of you» y «Everlong» son dos ejemplos de esos temas eternos en el corazón de cualquier amante de la música rock.
Cuando críticos y fans empezaban a sospechar que la cima musical de Foo Fighters se había alcanzado a finales de los noventa y principios del nuevo siglo, llegó el álbum Concrete and Gold y los dejó sin palabras pero con una sonrisa.
Los temas que lo integra son una vuelta a las bases de su rock más característico, con unas guitarras muy potentes y un sonido de la batería que sólo un genio como Taylor Hawkins puede hacer posible.
Podría destacar «Run», con su variedad de ritmos y voces. Es una vuelta de tuerca a la fusión entre el rock y el heavy y para redondear el conjunto recomiendo buscar el video oficial, divertido, gamberro y tierno.
Pero sería injusto defender todo un álbum sólo por una canción. Hay temas en él que por si solos llegarán a todos los corazones de los fans. «The sky is a neighborhood», por ejemplo, es una canción con reminiscencias del rock más clásico y la fuerza sin límite de las guitarras. También podremos deleitarnos con Paul McCnartney a la batería en «Sunday rain», toda una rareza.
No es un álbum perfecto pero si está muy cerca del sobresaliente. Y eso, tratándose de Foo Fighters son palabras mayores
Un álbum que entró por derecho propio en el número 1 del Billboard 200, que los reconcilió con su público y alargó su leyenda.
Y así van ya para 25 años. Pocos pueden presumir de una carrera tan larga de éxitos.