Publicado en Libros, Novela

El coronel no tiene quien le escriba (Gabriel García Márquez)

Esta reseña es mérito y parte de mi amigo Fred. Me comentó, cuando supo de nuestra aventura, que era uno de sus libros favoritos. Encontrar un hueco para leerlo era obligatorio. Una tarde, no hace falta más para terminar la obra por la que el propio García Márquez más se sentía orgulloso.

Escrito en 1956, sorprende descubrir que tardó más de cinco años en poder publicarlo. Lo escribió en una época de necesidad cuando se quedó sin trabajo al cerrar el periódico para el que trabajaba como corresponsal en París. No puedo evitar notar el paralelismo entre la situación del protagonista y el propio autor, la situación de penuria compartida y la espera de un tiempo mejor.

Una novela que nos lleva a principios del siglo XX, quince años después de la guerra civil de Colombia. Un coronel retirado espera cada viernes la llegada de una carta que le otorgue una pensión prometida por el gobierno para todos los combatientes en aquel conflicto.

El  coronel y su mujer, opuestos en carácter y protagonistas de unos diálogos que dan la fuerza a los capítulos, malviven vendiendo lo poco que poseen en espera de mejores tiempos. Él muestra la ingenuidad, el señorío y la esperanza en la palabra de honor. Por el contrario, su mujer es la voz de realidad, quien se preocupa de lo material y desconfía de las promesas vacías.

El ambiente opresivo que rodea a los personajes y se manifiesta en aspectos como el clima, la enfermedad ó el hambre, hace que sin quererlo nos veamos sumergidos en una espiral de oscuridad que no da respiro y sintamos un agobio creciente a medida que pasamos las páginas.

Para Fred, es un relato donde se manifiesta el carácter de sus gentes : quieren y necesitan un cambio a mejor pero no hacen nada por cambiar su destino, por incierto que parezca.

«Es una novela que nos hace vivir en nuestras propias carnes la vida miserable que lleva el protagonista por la terquedad de esperar algo que nunca llega. El disfrute de leer cada detalle que nos describe nos transporta a esa realidad».

Estas son sus palabras textuales y no encuentro mejor epílogo a esta reseña.

Gracias, amigo.