Acabo de terminar Anatomia de un instante, de Javier Cercas y puedo deciros que hacía tiempo que no disfrutaba tanto con un libro extenso.
Tengo que confesar que en 1981 mi vida se centraba en aprenderme de una vez las tablas de multiplicar, conseguir merendar más bocatas de chocolate que de embutido y dilatar las tardes en la plaza más allá de lo razonable. La vida política de mi país me era tan ajena como la de cualquier estado extranjero, pues yo vivía (afortunadamente) en la mejor de las fortalezas: la infancia.
Para los de mi generación, el 23 F no apareció nunca por los planes de estudio, tampoco. Demasiado jóvenes para haberlo vivido; demasiado viejos para haberlo estudiado como un episodio de historia. Y, a pesar de todo, el 23F era algo tan nuestro, tan conocido, que jamás se me ocurrió que necesitara investigar sobre ello. No tenía duda alguna de que se había tratado del golpe de unos locos nostálgicos que no podían soportar una democracia tan tranquila y exitosa como la que vivíamos en aquellos años de la abeja maya. Cualquier otra versión de los hechos era, para mí, parte de la cultura conspiranoica.
El libro de Cercas ha sido, por tanto, un torrente de información, que me ha hecho redescubrir el país de mi niñez. Resulta que la democracia no estaba entonces tan asentada como yo la recordaba. El 23 F tal vez fue el golpe de unos locos nostálgicos, pero se asentó sobre un hormiguero en el que todos, de un modo u otro, conspiraban contra Suárez.
Anatomía de un instante es un ensayo lleno de información sobre la España de principios de los 80. Cada capítulo se pone en la piel de un protagonista diferente y, de su mano, puedes entender a todos y cada uno de los personajes de entonces: los viejos afectos al régimen, los antifranquistas, los monárquicos, la iglesia, los periodistas o los banqueros. Es de agradecer también el análisis psicológico de los personajes con nombre propio: Armada, Tejero, Carrillo, Cortina, el General Gutiérrez Mellado y sobre todos ellos, Suárez, el héroe y el antihéroe de aquella época; el político capaz de lo mejor (darnos una democracia avanzada) y de lo peor (hacer que peligrara); el protagonista indiscutible de las más de 400 páginas de este ensayo.
Y es que Cercas nos ofrece una interesante reflexión sobre nuestra historia, con abundancia de datos y espíritu periodístico, pero por ello no deja de ser el novelista que ya conocíamos. Leemos Anatomía de un instante, por eso, con la misma emoción que si se tratara de una obra de ficción. La novela que él mismo confiesa que quiso escribir y no pudo.