Aceptemoslo, casi todos nosotros llevamos un fotógrafo dentro. Quizá no uno bueno, pero siempre nos ha atraído el poder plasmar en una imagen todo lo que nuestra mente percibe. Tan cierto como la frustración que casi todos hemos sentido ante la realidad de nuestro «arte».
Tener siempre una cámara de fotografía en la mano, el teléfono móvil, ha hecho que la fascinación por la fotografía se haya disparado hasta límites impensables. Al igual que nuestro interés por ser capaces de igualar a los grandes maestros.
Es cierto que, como todo arte, leer libros no hará que nuestras fotos alcancen la categoría de obras de arte, el talento no se puede adquirir en sus páginas, pero sí conseguirá que nuestras tomas puedan mejorar con práctica y su estudio.
La obra de la que hoy hablo es esencial para todos los aficionados que quieran dar un paso más y busquen dar un significado a sus fotográfias. Aprenderemos conceptos como encuadre, composición, etc… que nos abrirá a una nueva capa en este complejo mundo.
Sus páginas están plagadas de imágenes que sirven de soporte a las explicaciones del autor, que siempre lo hace con conceptos muy simples. La imagen gana a la palabra en este libro, sirve para que al fijar nuestra mirada analítica en ella, los conocimientos del autor entren como un torrente.
Pongamos el modo manual en nuestras cámaras y dejémonos llevar por la magia. Sintamos la satisfacción de fotografiar lo que de verdad vemos más allá de nuestros ojos.